lunes, 12 de enero de 2015

MOMENTOS DE UNA VIDA (BOYHOOD). Una obra obligatoria para cinéfilos


Richard me llamó y me preguntó: que vas a hacer los próximos doce años?
                                                                                                          PATRICIA ARQUETTE

Como bien saben los cuatro amables gatos que me siguen, hace meses que no subo notas al blog. Los motivos, afortunadamente, fueron todos de naturaleza positiva y que simplemente me llevaron a empujar al blog un poco atrás de otras prioridades: familia, viajes, academia, y -también, pero de a callado- montones de cine. Además, me he alejado de ese amigo bullicioso, sobreinformado y morboso que es Facebook. Me había decidido a reabrir el espacio solamente si pasaba algo grande. Quiero decir, algo verdaderamente grande, en los aconteceres del arte en el cine. Y me tropiezo con MOMENTOS DE UNA VIDA (Boyhood, de Richard Linklater, 2014). Y aquí estamos.
Posiblemente muchos de los que lean esta nota ya están enterados de la empresa que fue la realización de este filme, pero por los que no, conversemos un rato.
Nunca en la historia del cine se había filmado una película de la manera en que se filmó Boyhood. Ya llegaremos a eso.Primero,mencionaré algunos  antecedentes históricos,  que sin ser estrictamente iguales, guardan cierta similitud, al menos en su espíritu narrativo.


1955:En la India, Satyajit Ray estrena LA CANCION DEL CAMINO (Pather Panchali). un drama familiar centrado en la vida de  un niño brahman. El èxito de la propuesta impulsó a que Ray continuara las andanzas del  muchacho en dos películas más, conformando lo que se conoce como LA TRILOGIA DE APU. La ùltima, realizada en 1959, se enfoca en la vida adulta del personaje principal. las tres propuestas (en especial la primera) son consideradas joyas de la cinematografía.


1959: François Truffraut, avispado crítico y comentarista de cine, inicia su leyenda como director con LOS CUATROCIENTOS GOLPES (Les quatre cents coups) . Narra aquí las aventuras y desventuras de                                    Antoine Doinel (que es considerado como un recurso alter ego de Truffaut ). Eventualmente, dicho personaje sería el centro de varios filmes y cortometrajes, hechos a lo largo de 20 años, y siempre encarnado por el mismo actor: Jean-Pierre Leaud.



En los años noventa, el mismo Richard Linklater (cuya nueva obra es la razón de este comentario) inicia su célebre trilogìa ANTES DE... y también en esa ocasión con la complicidad de  Ethan Hawke.  
Fueron tres películas celebrantes del amor de las parejas, las tres interpretadas a cuatro manos por Hawke y Julie Delpy, se realizaron entre 1995 y el 2013, siempre arrojando luz sobre la dinàmica entre un hombre y una mujer que se conocen, se aman y se comparten. Punto alto de la filmografía de Linklater y del cine en general. Un comentario sobre dicha trilogía fue subida a este blog el año pasado, los invito a leerla.

Entremos en materia para contarles de Boyhood. El planteamiento de la historia es harto sencillo. Se trata de un collage, hecho con los momentos de la vida del personaje principal, llamado Mason, y de su familia, en concreto su hermana Samantha, y sus padres divorciados (que en la pelìcula son nombrados sencillamente así, Papá y Mamá). Mason es interpretado por el actor Ellar Coltrane. Samantha es llevado por Lorelei Linklater (hija del director). Los padres son muy bien llevados por Ethan Hawke y Patricia Arquette (en especial esta última, no me extrañaría una nominación al Oscar).

A qué tanta la bulla por otro drama familiar? Mason-les adelanto- es un chico cualquiera, con una familia cualquiera y con problemas harto frecuentes en las sociedades. En el filme- colección de instantes- sería difícil establecer que hay una trama definida, al menos en la narrativa convencional. Pero el modo como se planteó la realización de esta película es lo que, a su vez, levanta esta colección de momentos-engañosamente "comunes"- y los engancha en un cuento sobrecogedor.
Linklater filmó la película por 39 días solamente, pero esos 39 días los distribuyó a lo largo de 12 años. Literalmente, vemos a Mason crecer, madurar, convertirse del niño de 6 años que cree que las avispas vienen de la gotas de la lluvia, al chico de 18 años que descubre que no se trata de vivir el momento, sino que son los momentos los que llevan la vida. 


Con este ejercicio, Linklater le grita al mundo su amor por el cine y por la eterna búsqueda de nuevas posibilidades expositivas. Y logra tejer una historia que se muestra  como la existencia de las personas: al final, lo que realmente importó fueron ciertos episodios que a veces recordamos, a veces no, pero que tuvieron un impacto decisivo (una madre llorando porque no tiene todas las respuestas; un padre que le responde a su hijo sobre  la existencia de la magia; un consejo distraído a un empleado casual para que tome alguna clase). Vemos como nunca habíamos visto la transformación de las personas con el pasar de los años, y dicho cambio, si bien en parte  físico, se aprecia mejor en la personalidad, metas y deseos de los personajes (por eso digo que el que lleva Patricia Arquette es de lo mejor logrados: nos lleva prácticamente a todos los estados anímicos). Este filme (que se presta a sendas nominaciones al Oscar, y será digna competencia para el BIRDMAN de Iñarritu) pronto estará en las escuelas de cine y en los libros de historia. Como tiene que ser, por esa capacidad de aferrarse a lo más vivo de las personas (el cambio, equivalente a la vida) y de mostrarlo magistralmente, sin efectismos ni poses.  Advertidos quedan.  





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