X-Men: Dias
del Futuro Pasado (X-Men- Days of Future Past). Dirigida por Bryan
Singer. Escrita por Simon Kinberg). Producida por Bryan Singer y Simon Kinberg. Música y Montaje: John Ottman. Con Hugh Jackman, James MacAvoy, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence, Nicholas Hoult. EEUU, 2014, estreno. Fantasía, ciencia ficción, acción.
Viendo los primeros minutos de
esta X- Men, me vino a la mente una
frase adjudicada al escritor francés Paul Valéry: “El problema de nuestros tiempos es que el futuro ya no es lo que era”.
Esto es, un lamento por la disminución de la esperanza a causa de las acciones
de un presente mal llevado, que habrían ido oscureciendo un futuro alguna vez
prometedor. Lamento y advertencia, cabría decir. Y de esto tiene mucho la
película que discutimos.
En la historia de este universo de cómics, los cada vez más
escasos mutantes se pelean el pellejo contra los centinelas, robots modificados genéticamente para destruir
cualquier rastro de ADN mutante. Gran problema, más aún si se medita en la alta relación
de dicho ADN con el del ser humano, cosa que no se les ha escapado a las
máquinas y que han llevado a toda la raza humana al borde de la extinción.
Entre batallas, surge una idea: enviar la conciencia de un mutante al pasado,
para tratar de prevenir un acto de odio que desencadenó todo.
Aquí se inicia el relato con
grandes juegos narrativos e importantes implicaciones en diferentes planos:
humanista ( los desastres que traen las llamadas limpiezas étnicas, abono para consecuencias peores), filosófico (el
papel de nuestras decisiones, pequeñas y grandes, en el Gran Todo), ético- (qué
tan lícito es juguetear con cosas tan serias como el ADN sin medir las
consecuencias), científico ( las paradojas del tiempo y el posible viaje a través
de él). Nada mal para una “peliculita salida de un cómic”, como le dicen
algunos que desdeñan las posibilidades literarias y narrativas de ese género.
Por supuesto, no podemos omitir el plano emocional. En dos
platos: la historia interesa, te lleva a muy buen ritmo, te absorbe. No le
envidia nada a otras películas de ciencia ficción que han abordado el viaje en
el tiempo, porque lo hace con gran respeto a la propia historia (coherencia
interna narrativa). Así, lo fantástico es creíble, nunca le faltan el respeto a
la inteligencia del espectador. Sólo los más avezados en la serie de películas
encontrarán algún engranaje flojo al tratar de encajar perfectamente esta
historia con alguna entrega anterior. Ejercicio inútil: con todo, el relato se levanta por sí mismo. Y de qué manera.
Agradable sorpresa fue ver esta
entrega de la saga iniciada en el 2000, y que a la fecha lleva 7 películas (y
otra anunciada). Propuesta fresca, formalmente impecable con diseño de
personajes por lo general funcional, una
renovación acertada de los ya conocidos junto con la buena introducción de
algunos nuevos. Me gustó el balance, una obra casi coral en que es difícil
elegir un personaje principal. Las actuaciones decentes, bien llevadas de parte
de todo el elenco (que de por sí está lleno de figuras repletas de premios y
nominaciones). Algunas observaciones:
Ellen Page y su personaje, Kitty Pride, tuvo un papel crucial en el desarrollo
pero se le limitó su grado de acción (velar sentada por Wolverine). Me llamó la
atención que a Halle Berry con su Storm le dejaron sólo una línea (ahí me
corrigen si estoy equivocado). Mención especial al personaje Quicksilver:
lástima que el personaje se fue rápido,
y gracias por permitirme el juego de palabras. Al Wolverine de Hugh Jackman lo ví menos
enojado, más… cuál sería la palabra? ¿Apaciguado, amistoso, proactivo? Véanlo y
me dicen. Me alegro que a Jennifer Lawrence (con su conflicto interno entre ser
Raven y ser Mystique) le dieran una mayor participación y desarrollo de sus
demonios internos...
Creo que el buen funcionamiento
del fime tiene que ver con el hecho harto sabido por los geeks del mundo y que siempre
se manejó como una buena noticia: el regreso de Bryan Singer (director de las
dos primeras entregas también). Supo imprimirle energía a la saga (que ya empezaba a
cojear un toquecito con The Wolverine
de James Mangold, 2013). Esperemos que repita, y que nos siga sorprendiendo
bien con estas propuestas. Termino mencionando la tarea obligatoria de toda película Marvel: quedarse al final de los créditos. Vale la pena . Si conoces a los X- Men te erizará la piel.
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