sábado, 21 de septiembre de 2013

LA TERCERA GRAN REVOLUCION EN EL CINE





Mark Cousins señala en su libro "Historia del Cine", que en la evolución de la industria y arte de hacer películas, ha habido cientos, miles de pequeñas y grandes contribuciones que han transformado el espectáculo fílmico: se ha evolucionado desde las humildes tomas fijas que duraban segundos de una cotidianeidad conocida (Edison, los hermanos Lumiere) hastalas costosas y casi inverosímiles presentaciones de hoy en día (piensen en "Avatar o en "El Hobbit", por ejemplo). Sin embargo, pueden señalarse dos grandes, inmensas revoluciones que, históricamente, cambiaron de raíz todo el panorama. (Diferenciamos estas revoluciones de las "crisis", que pueden ser tema de discusión para un día de estos)






La primera gran revolución fue, como muchos sospechan, la aparición y auge del cine sonoro. En escasos ocho años - a partir de 1927 y el estreno de "El cantante de Jazz"- toda la industria cambió violentamente de paradigma. Las "peliculas mudas"- que se empezaron a ver realmente así, porque antes eran sencillamente "las películas", todo era silente-, decayeron de forma estrepitosa, y los actores y realizadores que no pudieron llevar a cabo una transición saludable acabaron en un olvido muchas veces injusto. Piensen en Griffith, en Buster Keaton, en Lilliam Gish. Si no tienen idea de quiénes son,ese es precisamente el punto.




 Casi le pasa a Chaplin, cuya vehemente defensa del cine mudo como verdadero arte fue famosa pero insuficiente y al final terminó adaptándose. Los actores "que antes tenían rostro" (como señala con melancolía el personaje de Gloria Swanson en "Sunset Boulevard") vieron como sus gestos y expresiones -tan necesarios para una película que no se oye- eran poco funcionales en este espectáculo nuevo con diálogos y canciones (y recordemos que, precisamente, "Sunset Boulevard" trata de la decadencia de estos actores).
Todo fue evolucionando a ritmo variable, con una gran evolución de las técnicas de filmación y de lenguaje cinematográfico, hasta que se llega a la segunda gran revolución: las imágenes generadas por computadora (CGI por sus siglas en inglés).





Quizá el primer largometraje que tuvo CGI fue "Tron" (1982), que fue un fiasco en muchos niveles (argumento y taquilla por ejemplo). Pero realmente las CGI empezaron a tomar fuerza con producciones como "El Abismo" (1989) y "Terminator 2",ambas de James Cameron (y del que hablaremos en otro artículo). A partir de ahí el cine se llenó- para bien o para mal- de CGI, muchas veces sin que el espectador lo sospeche siquiera. Con este recurso técnico, prácticamente cualquier cosa que el cineasta imagine se puede poner en la gran pantalla. Basta recordar por cuantos años se esgrimió la hipótesis de la imposibilidad de filmar "El Señor de los Anillos" y cómo las CGI lograron lo imposible.
Desde hace unos años vivimos en carne propia lo que considero es la tercera gran revolución de la forma como se hace y se aprecia el cine, y es un revolución generada desde afuera: el Internet.







 ustedes dirán que claro, qué fácil, porque el Internet lo ha revolucionado todo. En el caso de los filmes, ha presentado un cambio tan radical en la forma de promocionar y ver películas como nunca se había visto. El trailer de una película visto en el cine es sólo la confirmación de que la veremos en la cartelera nacional: hacía meses sabíamos de la existencia de ese filme por You Tube y por las redes sociales, y ya conocíamos ese y los otros trailers. Una película tóxicamente mala se puede condenar más rápido a través de Facebook. El boca a boca nunca fue más fuerte. Los espectadores tienen un papel inusitado en la elección de los filmes que tendrían éxito, en la elección de elencos e incluso en los giros que tendrán la historia, y este fenómeno - como una avalancha- será cada día más fuerte. La oferta-¡la oferta!- de películas en línea es obscenamente grande, películas del pasado y presente. Y la sobre oferta de filmes- de calidades dispersas- han hecho que las productoras se apresuren cada día más a sacar más filmes, a exponerlos y sobre exponerlos, como un gran tumulto de vendedores de alfombras que se apretujan en el umbral de tu puerta gritando para que le compres su producto. Y la linea más comercial del cine se compromete a hacer filmes cada vez más explosivos, más violentos , más sanguinolentos, con más sexo, que es el equivalente en marketing de gritar más duro. Ya el problema no es siquiera hacer tu pelicula, ni exponérsela al mundo: es lograr que la gente la vea entre esta barullo de exceso de información. ¿habrá espacio en el presente, en el futuro, para realizadores de filmes serenos com Mizoguchi, como Tarkovski, o tendremos que conformarnos con un montón de Michael Bay, Gore Verbinski y alguna que otra genialidad de Christopher Nolan y Quentin Tarantino? Es algo que los cinéfilos nos preguntamos. Mientras repasamos algo de Orson Welles o de Hitchcock y nos decimos para nuestros adentros: ¿ qué harían ellos en un mundo así?

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